miércoles, 19 de marzo de 2008

Pequeña muerte.

Hay momentos en que nos es difícil expresar lo que nos pasa, lo que sentimos, lo que nos mueve por dentro y genera tormentas. Muchos han sido las ocaciones que de manera poco casual, llegó a mis manos textos de autores, que han escrito sucesos, como si yo se los hubiera contado al oído y ellos perfectamente interpretado. Sé que no es así. Simplemente ellos lo vivieron mucho antes que yo y ahora me toca a mi no solo entendero, Sentirlo.
Aquí va algo de alguien que me acompaña siempre.

La pequeña muerte.
No nos da risa el amor cuando nos llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.
Eduardo Galeano. El libro de los abrazos.

Deseando que muchos se descubran en este texto, aquí lo dejo. Para mi es simplemente brillante.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Querida Magdalena,

"Jubiloso dolor, alegría que duele, pequeña muerte",no será que en el fondo de tí algo ha quedado sin curarse y de vez en cuando se vuelve a abrir la herida y por ella te sangra la vida ? O será al contrario que después de tantas heridas ya cicatrizadas has encontrado el camino de la realidad, o me aventuro a decir de la felicidad ?...Y entre abrazo y abrazo siempre queda la duda.

Isamar

Magdalena - © by Magdalena dijo...

Querida Amiga,

Pues tienes razón, tanta que las dos cosas me suceden. Hay heridas sin curarse y heridas cicatrizadas. Ambas están, son parte de mi. Pero sobre todas las cosas no renuncio a vivir los instantes de felicidad.
Gracias por visitarme, por venir a este rincón. Gracias por compartir y saber estar.
Magdalena.

Anónimo dijo...

Nadando entre la poesía y la frase críptica, siempre en busca de la novedad, rastreando de la felicidad, intuyendo momentos...
No renuncies a nada. Ese es tu karma y no puedes perderlo.
Al menos es el que se intuye desde esta lejana base de rudos pilotos en Tayikistán.

Magdalena - © by Magdalena dijo...

Intuye usted demasiado para estar tan lejos. Será que está confirmando mi teoría de que determinadas dimensiones no dependen del espacio y el tiempo?
Agradezco su comentario, su fugaz pasaje por este lugar.