jueves, 17 de octubre de 2013

Burbuja.


Luego de varias semanas de idas y venidas, de intentos por concretar un sueño, la realidad ganó una vez más. La burbuja de mi ilusión explotó.
En mi mundo sigue prevalenciendo la ecuación de que una buena cantidad de dinero me posibilita sobrevolar el Atlántico para llegar a mi tierra y estar con buena parte de los afectos de mi existencia. La solidez de de los hechos es realmente dura.
Ocho años, es mucho tiempo lejos de mi origen. Inclusive en esta era de revolución tecnológica que lo virtual acorta mucho las distancias. Aún nada sustituya el abrazo, el beso, el aroma que te traslada a al infancia, mirarse y decirse todo sin palabras, la sal en el aire, el sonido de las carcajadas, esa emoción que te aprieta el pecho por el simple hecho de estar allí.
No queda otra que seguir, calculado y a la vez soñando que ese día está por llegar.