Este poema, también escrito por Daniel Valdés, se incluye en el
libro en el que se basa la película Báilame el agua (1997) pero no aparece en ninguna
escena de ésta.
Sí, sé lo que quiero
Prefiero morir vicioso y feliz a vivir limpio y aburrido. Prefiero
encontrar una estrella en el fango a cuatro diamantes sobre un
cristal. Prefiero que la estrella queme, sea fuego, a un tacto
rezumante de frialdad. Prefiero besar el duro suelo veinte veces para
llegar una sola vez a lo más alto a escalar poco a poco, sin caer
nunca pero sin llegar jamás a la cima. Prefiero que me duela a que
me traspase, que me haga daño a que me ignore. Prefiero sentir.
Prefiero una noche oscura y bella, sucia y hermosa, a un montón de
días claros que no me digan nada. Prefiero una cadena a un bozal.
Prefiero quedarme en la cama todo el día pensando en mi vida a
levantarme para pensar en la de otros. Prefiero un gato a un perro.
Porque el gato te araña, es infiel, te ignora, se escapa, pero sabes
que, a pesar de todo, no podría vivir sin ti. En cambio, el perro es
tonto, no sabe nada, te obedece hasta el absurdo. Prefiero las
mujeres gato a las mujeres perro, por las mismas razones. Prefiero el
mar a la montaña. La vida es una noche tumbado en la playa, mirando
las estrellas sin verlas, soñando despierto, dejando que la arena se
cuele entre los dedos de mis pies, embriagado de todo. Y la noche,
siempre la noche. Nunca la luz del sol. La noche es mágica. Me hace
vivir, no pensar. Me pone en movimiento. Rompe mis esquemas. Prefiero
las noches frescas de verano, andar con poca ropa, sentarme en el
suelo y meterme algo de vida en el cuerpo. La mañana me sabe a dolor
de cabeza. Me da sueño. Me quita las ganas de hablar. Me recuerda
que soy mortal. Me recuerda que soy normal. La noche me hace único.
Prefiero experimentar las cosas, aunque me hagan mal. Aunque me
hiervan la sangre. Prefiero probarlo todo a morirme sin saber lo que
me gusta. Y, más que nada, prefiero la vida que dan sus besos de
caramelo y la suave caricia de su piel caliente.
Y yo agregro, hay hombres que pueden expresar su sentir divinamente.