lunes, 31 de marzo de 2008

Frech

En un día como hoy hace muchos años comenzaba una historia. Una historia increíble si pensamos en la época que vivimos. Todos aquellos sueños, muchos se han transformado en realidad.

Ante todo el desafío fue asumido en la aparente locura del amor.

Por todos los días compartidos con sus risas y llantos, con sus rutinas e intensidades, con sus nacimientos y sus muertes, con los días de sol y de lluvia, estoy agradecida.

jueves, 27 de marzo de 2008

El arte del encuentro

La vida es el arte del encuentro dijo Vinicius de Moraes.
No hay verdad más grande. El encuentro es lo único que une sueños y realidades. El instante del reencuentro, vale siempre toda eterna espera. Fundirse en el abrazo. Rozar la piel. Leer en los ojos y no en un mail. El susurro en el oído. La palabra escuchada. Son placeres inigualables.
Para los que vivimos lejos es un acto sublime volverse a ver. Volver a estar, compartir, disfrutar.
Amarse en vivo y en directo.
Todos aquellos que no tienen la condicionante de la distancia, no dejen de ver lo que les rodea. No esperen a que parámetros externos decidan.
Transformar en mágicos espacios de tiempo, no lastima. Esos momentos, es lo que siempre nos queda, es lo que nos hace diferentes, únicos.
Atribuyan al encuentro el arte único de sentirse vivo, de descubrirse en el otro.

miércoles, 19 de marzo de 2008

Pequeña muerte.

Hay momentos en que nos es difícil expresar lo que nos pasa, lo que sentimos, lo que nos mueve por dentro y genera tormentas. Muchos han sido las ocaciones que de manera poco casual, llegó a mis manos textos de autores, que han escrito sucesos, como si yo se los hubiera contado al oído y ellos perfectamente interpretado. Sé que no es así. Simplemente ellos lo vivieron mucho antes que yo y ahora me toca a mi no solo entendero, Sentirlo.
Aquí va algo de alguien que me acompaña siempre.

La pequeña muerte.
No nos da risa el amor cuando nos llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces de dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña muerte, la llaman; pero muy grande ha de ser, si matándonos nos nace.
Eduardo Galeano. El libro de los abrazos.

Deseando que muchos se descubran en este texto, aquí lo dejo. Para mi es simplemente brillante.

lunes, 10 de marzo de 2008

Preguntas

Desde hace seis años, Marzo, es un mes siempre difícil de comenzar. El episodio de aquel 1° de Marzo no se borra, intacto está. Las ausencias duelen. Si bien tengo claro que los amores no se van, con nosotros se quedan. También se queda, el dolor.
No por casualidad apareció por esta fecha una amiga. Simplemente para estar de la mejor manera, compartiendo, acompañando.
Conversamos largo y tendido. Siempre terminamos envueltas en temas existenciales.
Me planteaba: “....Qué hacemos, cuando llegamos a un punto en la vida, que tenemos lo que tal vez soñamos a los veinte, y a pesar de todo queremos y aspiramos más? Cómo hacer para no caer en el desagradecimiento? En la ceguera de no ver y no valorar lo ya logrado. Y solo pensar en todo lo no hecho, no sentido, no palpado? Cómo encontrar el equilibrio entre las dos dimensiones, interconectadas pero opuestas? ”
La observaba, miraba sus ojos, la expresión de su rostro. Entendía e imaginaba que el ansia de sentir más, tiene que ver con lo ya sentido.
Pausada y lentamente le dije: “Afortuanda tu, que estas despierta, que sientes. Mejor así que solo conformarse. Mejor elegir y claro está con ello arriesgar. Mejor encender el volcán de tu interior y terminarlo de conocer.”
Su remolino de emociones no se detuvo y continuó: “Cómo volar solo con las plumas de la fantasía? Como quedarse en este rincón lleno de recuerdos, de riquezas extremas de las personas que nos acompañan? Qué hacer con este contraste perpetuo de mi alma que necesita el aire y la tierra y le gusta el agua y el fuego?”
Me llenó los ojos de lágrimas verme reflejada en ella y le contesté: “Se puede tener alas y no saber volar. Nunca te vayas de tu rincón, es tu equilibrio. Conserva todos y cada uno de tus contrastes. Cada elemento compone tu felicidad. Ninguno puede faltar.”