martes, 11 de mayo de 2010

Евгений Онегин.


El tiempo hace madurar todas las cosas. Por momentos tengo una claridad espiritual extrema. Actualmente el tema de tapete es, aceptar el transcurrir, quedandome, eso sí, con "algo" lo que me permita continuar nutriéndome. Por esta razón, he incorporado la opción de regalar momentos. La única manera de transcurrir sin quedarse vacío, es tener momentos compartidos. A determinadas personas, muy especiales para mí, en el día de su cumpleaños le he regalado entradas a la Ópera. Para ir juntos. para guardar ese momento como regalo vivido en común. Es lo único que nadie puede quitarte, los recuerdos que conservas en tu corazón.
El primer fin de semana de mayo difruté en ese contexto, la ópera Eugenio Oneguin ó Евгений Онегин, de Tchaikovski basada en la novela homónima en verso de Alejandro Pushkin.
La historia es de Tatjana que al ver por primera vez al dandi Eugenio Oneguin le basta para saber que lo ama. Este en cambio necesita mucho más tiempo para reconocer que también él, siente lo mismo por ella. Uno de los momentos más pasionales de esta opera es cuando Tatjana escribe una carta a su recién inaguarado amor, en dónde deja aflorar todo su sentir.
Es allí, justo en ese momento cuando me fue absolutamente claro, que el mundo ha avanzado en todos sus ámbitos, en la médicina, en la tecnología, en la ciencia....no puedo enumerar todo. Pero hay algo que siempre ha estado en toda su evolución, sólo han cambiado los medios. El amor. Hoy se escribe e-mail, msn, ...(tampoco puedo enumerar todo) pero el sentido intrínseco sigue siendo el mismo. En realidad siempre hemos sido todo ya de por si. Hoy por hoy, hay solo más adornos externos.

Todo esto presentado con pinceladas de una realidad rusa, que poco concemos, menos aún en el tiempo que la historia de la ópera tiene lugar.
"Eugene Oneguin" es un drama psicológico que muestra gente en su entorno con sus propias limitaciones acompañada con una música del alma apasionada. Tanto el poeta como el compositor han dado mucho en esta pieza autobiográfica. Pushkin en lo superficial de Oneguin, Tchaikovski en el amor incondicional de Tatjana.

Fue una noche inolvidable. La música, el entorno, acompaño a nuestra amistad compartida ya hace tantos años. Nuesta conversación al final, fue intensa, de muchas verdades y sentires. Un broche de oro sin igual para esa noche que se queda conmigo para siempre.

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