sábado, 23 de mayo de 2009

Locura.

No es fácil escuchar la voz interior. Por eso tantas personas son insensibles o ignorantes. Limitan el acceso a sus sentimientos más profundos. Levantan muros emocionales y barreras psicológicas. Es menos comprometido. Es más fácil dejarse llevar por la corriente que los rodea. No involucrarse es una tendencia que se ha transformado en algo común, hoy por hoy. La gente se oculta tras sus opiniones, sus hábitos, sus horarios apretados y cómodos, sus bien enumeradas excusas y explicaciones. Ser sensible es ser vulnerable. Pero también es ser libre; es estar abierto, como no es posible estarlo de otro modo, a una gran cantidad de experiencias fuera de serie.
Ahora eso si, cuando se tiene la suerte de encontrar esa "otra" gente. La que se anima asumir lo que siente. A defender su opinión. A cruzar los desiertos que puede llegar a significar. A peregrinar desde la razón hasta el sentimiento. A dejar fluir las palabras hasta el punto que dicen: "solo sé amar con locura". Prepárarse!, porque es la locura que se mente hasta en la sangre, y solo se tejen la posibilidades de expandir esa maravillosa locura dondequiera que sea necesario. Sin olvidar los riesgos que vienen implícitos. Pero llega un momento que no se puede solo vivir del deseo desesperante. Hay una sola cosa que libera los deseos frustrados, la acción.
El accionar por vivir lo que se lleva dentro, lo que uno es, en definitiva. Intentando, siempre, dejar ir, de la mejor manera, dando. Solo en ese instante uno siente que llegó a puerto. Y si eso ha significado, tormentas, distancias, soledades, angustias y sueños. Ese instante, es el paraíso en la tierra. En donde, el mundo se vive en un segundo...y vale la pena.

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