martes, 31 de marzo de 2009

Un ratico...

Los colombianos utilizan esta expresión, y casi me animo a decir que solo ellos deberían pronunciarlo, porque esa palabra solo con ese acento es armoniosa.
Entre mi acostumbrada montaña de papeles, encontré en uno de ellos lo siguiente: " Mujer enigmática, que en principio asusta y crea distancia, pero en realidad esconde pasiones, que solamente trasmite a través de un código, que solamente pocos saben interpretar...de esa dama de tiempos perdidos."
Me pareció una belleza, cuando lo leí por primera vez, y me sigue pareciendo cada vez que lo leo.
En momentos de tanto cansancio, cuando lo único que quieres es vacaciones, dejarte ir con un libro, con un paisaje, con el mar, cosas así te salvan. Te salvan de caer, en el peor de los enemigos, la rutina, las preocupaciones, las cuentas a pagar, las distancias, todo eso que es tan real y tangente. Nos da fuerza, de no dejar de creer que lo no tangible es igual de real o más verdadero. Lo que sentimos.
No podemos escapar de lo que hemos construido, no es el fin. El punto es saber estar. Ese es el desafío, estar por completo en todos los mundos y sub mundos que hemos creado. Es la única manera de mantenerse vivo.
Mientras escribo escucho, La vida es un ratico, canta un Colombiano, por supuesto, con una de las miradas más intensas que conozco.

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