domingo, 4 de enero de 2009

Paul Auster.


En realidad, mi intención fue dejar a este autor para el final del año, como la cereza de la torta. Como ven, la cereza quedó para comenzar el nuevo año. Es un buen comienzo, por lo tanto promete. No siempre, hay que dejar lo mejor para el final. Lo apliqué durante mucho tiempo. Ahora, opto por comenzar con lo que más me gusta. Hasta puedo darle un toque simbólico, a esta casualidad.
Hechos concretos, me alejaron de la posibilidad de pasar por aquí. Tan concretos como ser, reencuentros, festejos, preparativos, todo acompañado de mucha alegría y eso sí mucho pero mucho Champagne.
Centrándome a lo que vine, compartir mis "vivencias" con Paul Auster. Pues él es distinto a todo. Es peculiar, singular, agudo, comprometido. Me gusta lo que dice, pero mucho más como lo dice.
Su estilo es aparentemente sencillo, gracias a su trabajo y conocimiento de la poesía, pero esconde una compleja arquitectura narrativa, compuesta de disgresiones, de metaficción, de historias en la historia y de espejismos. Su extremo análisis es increíble. Desmenuza los hechos en profundidad. Me quedo con la sensación de que comienza a escribir sus libros por el final, por la elegancia de cerrar los círculos, sin dejar elementos a la deriva.
En Leviatán, tanto como La noche del oráculo, por momentos me resultaba "agotador" pero nunca aburrido. Justamente eso, es lo que más me gustaba, el desafío constante.
Puedo solo confirmar lo que que en el preámbulo de uno de sus libros leí: Todos los estados reales son corruptos"_Ralph Waldo Emerson _

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es el rey de las anécdotas paralelas. Es un maestro a la hora de introducir historias en sus historias, y cuando no lo hace, su prosa decae.
Al menos es mi sensación.

Magdalena - © by Magdalena dijo...

Tal vez. Hasta puede ser un recurso para darle más brillo a sus anécdotas paralelas. Sin olvidar que no se puede pretender la excelencia en todo los ámbitos, en todas la áreas.