miércoles, 23 de mayo de 2012

China.


Cerró la puerta. No dudó. Conducido por su absoluta resolución se fue a China.
Atrás quedaron sus estudios, su trabajo, su  estupenda casa, su descapotable. ¡Y todos nosotros!
No me debería asombrar tanto semejante audacia cuando hace media eternidad hice lo mismo. Se confirma que en el otro se ve mejor que en uno mismo.
El punto es que en medio de tantas crisis, todas de índoles diferentes, una hazaña de este tipo te despierta y te quita muchas tonteras.
Somos muchos los que predicamos que la vida es aquí y ahora, la verdad es, que pocos logramos vivirlo tal como lo decimos. 
Es obnubilante que un ejemplar masculino sea esta vez el protagonista de un acto que no hay ni una pizca de racionalidad.

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