jueves, 5 de mayo de 2011

Bacalao


Los perfumes, los aromas es uno de los factores que más déjà-vu me produce, me permite retroceder en el tiempo, reproducir una situación o vivencia, reavivar recuerdos.
En mi infancia, en tiempo de Pascua, en todos los almacenes -en aquél entonces- vendían para la ocación bacalo seco y salado, el aroma era tan intenso que como niña llegué a detestar, al punto que nunca logré comerlo.
Pasaron lo años, y la vida me llevó por varios lugares. El año pasado, en Madrid, sin saberlo, probé un buñuelo de bacalao extraordinario. Mi sorpresa fue tal que logré pasar la barrera de negarme a degustarlo. Ahora inclusive busco recetas para descubrirlo en todas las facetas posibles. Esta semana imporvisando, con la mayor simpleza posible, unas gotas de limón, diferentes hierbas, y sólo un poco de aceite de oliva. El resultado de esa blancura tierna fue una exquisitez. Hasta culinariamente vale la pena intentar.

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